Maña II
Algunos puntos cardinales me parecen despreciables. También me parece despreciable el afán de las personas de alargar las conversaciones explicando el contenido de cada uno de los platos que se han servido en el restaurant, o esa locura dialéctica de aprender los nombres de los bocados del cóctel y las tablas de bar. Aparte, también me casi-enferma la tontera multinacional de decir cuánta plata le ha costado semejante o cual o tal salida con el novio o la novia.
Tengo rinitis de conversaciones absurdas.
Flojera de metros cuadrados.
La vida me cae por las barandas ajenas.
Pero lejos, lo que más detesto es el noreste. Los husos horarios, en realidad, me dan lo mismo.
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